martes, 23 de febrero de 2010

Las primeras piedras del camino

Ya es noticia vieja la elección del cuarteto español como árbitros mundialistas. Han sido casi tres años de preparación, desde que FIFA decidió en 2007 el nuevo sistema por el que elegiría a sus colegiados en el Mundial de 2010.

Supongo que todos recordáis el proceso: a principios de 2008 FIFA elaboró su long-list de 54 colegiados precandidatos. Poco antes del verano nos llegó la primera baja, y no poco importante: se retiraba el jovencísimo Mark Shield, australiano, uno de los fijos en todas las webs arbitrales. Pasado el verano, FIFA dio un paso más y publicó su short-list con 38 colegiados candidatos. De esta forma, sin más sobresaltos, llegamos a 2009.

Pero ese nuevo proceso no era solo cuestión de listas. Durante estos dos años los precandidatos han arbitrado en todos los campeonatos organizados por FIFA: mundiales de clubes, mundial juvenil, mundial sub-17, copa confederación... Pero no solo eso. En estos dos años han habido multitud de reuniones, clinics, exámenes físicos...

Volviendo a la historia, ya estamos en 2009. De nuevo, sin que FIFA pueda decir nada, su lista de treinta y ocho se redujo a 37 colegiados. El candidato polaco, Gilewski, uno de los jóvenes europeos que más apuntaban hacia arriba junto al húngaro Kassai, se caía de la lista. Bueno, caerse no se cayó, le cayeron. La Policía de su país. Ay, esas apuestas.

Y por fin, recién comenzado febrero de 2010, FIFA tuvo que decidir. Y lo hizo: se presentó la lista definitiva de 30 tríos internacionales que acudirán a Sudáfrica este verano. Ha sido un camino largo, pero justo. O por lo menos a mí me lo ha parecido. No sé si los que están en la lista definitiva son los 30 mejores para el Mundial, pero hay que reconocer que se lo han trabajado. Y lo que les queda. Ah, ¿que les queda mucho?

Para empezar, el próximo sábado visita al médico en Zürich. Y cuando digo visita al médico, me refiero a que tienen reconocimiento médico de FIFA. Hombre, los legos en casi cualquier cosa, tal vez nos ríamos un poco. Bah, reconocimiento médico. Será parecido al de la mili o al que hay que hacer para sacarse el carnet de conducir. Pues claro, eso pensamos los legos. Los internacionales saben como se las gasta FIFA en sus reconocimientos médicos.

¿Os acordáis de Severo González Lecue? Era maestro en Bilbao, árbitro de primera y la 92/93 debió de ser su gran temporada. Tanto, que la RFEF le propuso como candidato a obtener la categoría internacional. Y FIFA la aceptó, a expensas de que pasara su reconocimiento médico. Lo hizo... y eso, que González Lecue no está en la lista de internacionales españoles. Y todo por un reconocimiento médico.

Es verdad que son otros tiempos, que han pasado diecisiete años, que los profesionales que arbitran ahora no son los que lo hacían tanto tiempo atrás, pero los métodos de reconomiento médico también han avanzado mucho. No hay porqué preocuparse, yo no lo estoy, pero tampoco nos tomemos a broma lo de este fin de semana en Suiza.

Supongo que para compensarles por la molestia de que unos médicos se pasen unas horas observando cada centímetro de su cuerpo, acabados los exámenes físicos tomarán un vuelo a Las Palmas, donde durante una semana podrán descansar, ir a la playa, comer bien, entrenar un poco... Bueno, y también trabajar: seminarios, pruebas físicas, reuniones de unificación de criterios, todo eso que hacen los internacionales cuando no les ve nadie. Ojo, lo escribo así, como si no fueran a hacer nada, pero todo lo que ocurra a partir de este fin de semana es eliminatorio: no pasas el reconocimiento, a casa; no pasas las pruebas físicas, a casa; no sabes inglés, a casa.

Después de Las Palmas, sí, a descansar. Por lo menos hasta mayo, cuando tras una nueva reunión, con más pruebas físicas, se decidirán los 24 tríos que arbitrarán y los 6 tríos que apoyarán. Y acabará todo.

A partir de ahí, la gloria del Mundial, los focos, las entrevistas, el frío de Sudáfrica, el este año le toca la final a un europeo, no, no, que le toca a un asiático, pero es que tu candidato sacó diez amarillas en octavos y esas son muchas, pues anda que el tuyo que saca las tarjetas con la otra mano... De esas historias ya no nos enteraremos, pero seguro que nos reíamos un rato.